Resulta sorprendente la presión que diversos actores políticos están realizando para que el Comité de Ministros rechace el proyecto minero portuario Dominga, en la comuna de La Higuera. Es sorprendente porque lo que uno debiera esperar es que no existan criterios políticos y que se pueda tomar una decisión eminentemente técnica, teniendo a la vista los antecedentes que han revisado los organismos que han evaluado ambientalmente este proyecto.
Precisamente cuando hubo criterios políticos el año 2017, el Tribunal Ambiental de Antofagasta estableció que la resolución de rechazo al proyecto en la región de Coquimbo estuvo viciada, debido a que algunos seremis y el Intendente de la época habían votado con falta de fundamento, por presiones políticas que vinieron desde La Moneda, incluso contrariando los informes por escrito que las propias seremías habían emitido como parte de la evaluación ambiental.
También fue anulada en el Tribunal Ambiental y ratificada esta resolución por la Corte Suprema, la votación del Comité de Ministros durante el gobierno de la Presidenta Bachelet, que rechazó este proyecto y que provocó en su momento la renuncia de los ministros de Economía y de Hacienda, que se negaron a participar de una votación citada con 24 horas de anticipación, porque consideraban que la suerte de un proyecto de esta naturaleza debía fundarse en criterios técnicos, tras un estudio acabado de los antecedentes, lo que según sus propias palabras no podía hacerse de un día para otro.
Hoy estamos a la espera, nuevamente, de que el Comité de Ministros se pronuncie respecto de este proyecto, y corresponde pedir que el proceso no sea contaminado por consideraciones políticas; además de que se tome en cuenta la opinión de quienes viven en La Higuera conforme lo establece Escazú, acuerdo que ratificamos el año pasado en el Congreso, y que exige tomar en consideración la opinión de las comunidades. Y a futuro, perfeccionar el proceso de calificación ambiental, eliminando todo tipo de criterio político y sustentando el futuro de las inversiones en argumentos netamente técnicos. Sin presiones y sin telefonazos.
(Diario El Día, 15 enero 2023)