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Fue la Ministra del Interior, Carolina Toha, como Vicepresidenta de la República, la que el miércoles por la tarde nos comunicó que el adolescente de 16 años que había sido secuestrado en Illapel había sido encontrado. Pude estar esos días en comunicación con la familia, que nos había solicitado apoyar las acciones y esto nos llevó a mantener conversaciones con el gobierno que instruyó reforzar el equipo de la PDI que permitió la liberación de este joven y atrapar a quienes lo mantenían cautivo.

¿Y ahora qué? Porque claramente este hecho significa un antes y un después respecto a la comisión de delitos en nuestra región. Lo cierto es que corresponde que todos cumplamos con nuestro rol. Lo primero es exigir todo el rigor de la ley y que la justicia pueda determinar penas ejemplares para los responsables de esta sustracción de un menor, como se calificó el delito por parte de la Fiscalía, con los agravantes que se puedan establecer.

Además, como parlamentarios nos corresponde y estamos disponibles para seguir actualizando la legislación, ojalá con apoyo de todos los sectores. Sólo hace unos meses perfeccionamos la ley respecto al secuestro y aumentamos las penas. Despachamos a ley el proyecto que favorece la persecución del narcotráfico y el crimen organizado, entregando mayores facultades a policías y fiscales para que puedan enfrentar figuras delictuales que no estábamos acostumbrados a ver en nuestro país, como la extorsión, el sicariato y los secuestros. Incluso calificamos como delito el tener un teléfono celular en la cárcel, ya que muchas bandas criminales siguen operando desde el encierro.

Desde el gobierno y las instituciones, esperamos que se pongan los recursos donde se ponen las palabras. Es urgente atraer a más personas a la carrera policial, dotarlos de recursos y autoridad para que puedan cumplir su labor preventiva y de persecución delictual. Lo mismo respecto del Ministerio Público, para facilitar la investigación de delitos que en muchos casos parecen aislados, pero pueden estar relacionados con bandas muy bien organizadas. Junto con ello, un sistema carcelario que termine con lo que se conoce como escuela del delito.

Esta noticia de un secuestro fue un duro llamado de alerta y creo que aún estamos a tiempo para hacer lo correcto. Entre todos crear las condiciones para proteger a la gente buena y enfrentar con decisión a los criminales.