Los datos que conocimos de la encuesta CEP esta semana son reveladores: La gran mayoría de los ciudadanos no se considera ni de izquierda ni de derecha –de hecho sube el porcentaje de la población que se identifica con el centro, a un 37% -; los mismos encuestados aún no se deciden por el apruebo o el rechazo (sólo un 25% tiene decidido aprobar el texto de la convención), y una gran mayoría prefiere representantes que construyan acuerdos por sobre aquellos que se mantienen inflexibles en sus posiciones. Pero a mi juicio por lejos las respuestas más relevantes tienen relación con las preferencias de los ciudadanos en el evento de triunfar la opción rechazo: allí solo un 15% opta por mantener la actual Constitución, un 42% por generar una nueva carta fundamental y un 31% por reformarla. En consecuencia, es un dato de la causa que el trabajo de la convención no ha logrado generar la adhesión de las grandes mayorías ciudadanas, que nos piden, según estos datos, colocarnos en todos los escenarios.
Interpretando este sentir ciudadano, el de los que no queremos ver el futuro en blanco y negro, es que junto a la senadora Rincón, y los senadores Araya y Flores –es decir desde la centroizquierda– presentamos el proyecto para rebajar los quórums de reforma constitucional de los actuales 3/5 y 2/3 a 4/7 de los diputados y senadores en ejercicio. De esta manera, y aprovechando la incertidumbre del resultado del 4 de septiembre, tenemos la oportunidad histórica de concretar este anhelo que hemos propiciado desde el año 1989, dándole certeza a la ciudadanía de que, independiente de ese resultado, el cambio constitucional llegó para quedarse. De esta manera nos hacemos cargo de la angustia del ministro Jackson, quien expresó que bajo la actual Constitución esta administración no podía llevar a cabo sus reformas (a pesar que la tributaria ingresa al Congreso en pocas semanas). En definitiva, y como bien dijo el presidente Boric, hay que ponerse en todos los escenarios.
(Diario El Día, 12 de junio de 2022)