El 5 de octubre de 1988 siempre será recordado como el día en que los chilenos fuimos capaces de derrotar a una dictadura con un lápiz y un papel. Días antes estaba previsto que el cantante Joan Manuel Serrat participara del multitudinario cierre de la campaña del No, en la Panamericana con Carlos Valdovinos; sin embargo, el régimen de Pinochet le prohibió el ingreso a Chile, y el cantautor debió conformarse en grabar un saludo en audio que quienes estábamos en aquella concentración escuchamos con regocijo y esperanza.
Este domingo 28 de julio Venezuela puede tener su propio 5 de octubre. No somos ingenuos, sabemos que la dictadura de Maduro hará mil intentos de fraude, como lo han hecho en tantas elecciones; pero es tal la fuerza que ha tomado la dupla de Edmundo González y María Corina Machado, las concentraciones multitudinarias que han convocado, que ya nada ni nadie puede detener el envión de la libertad de un pueblo fatigado por el hambre y la opresión, que al fin ve una luz de esperanza sobre la base de la unidad de las fuerzas democráticas.
Otra ventana de oportunidad lo representa el aislamiento del régimen en el concierto sudamericano. Y es que más allá de los aletazos de un gobierno boliviano cada día más insignificante, líderes de izquierda que en su ambigüedad otrora simpatizaron con Maduro, como el Presidente Lula o el propio Presidente Boric, hoy esos mismos mandatarios han emplazado al sucesor de Chávez a permitir la expresión de las urnas y a aceptar el resultado. A pesar de la arbitraria retención en el aeropuerto de Caracas de veedores internacionales, como los senadores Kast y Edwards, los vientos de la libertad ya no se pueden detener.
Honor y gloria al bravo pueblo que a pesar de la tortura y la represión hoy encontrará en las urnas las llaves de la libertad. Así como el día D del desembarco de Normandía puso fin al Nazismo, hoy es el día D para el pueblo que derrotará a una dictadura con un lápiz y un papel, para alegría, también, de 7 millones que podrán regresar a su patria.